viernes, 28 de diciembre de 2012
“La aventura de Katia ”
Había una vez una niña llamada Katia a la cual se le conocía como súper niña. Iba en equipo de deportes, asistía a competencias de todo tipo y llevaba un récord impecable. Todos decían que tenía su inmunidad (estado inmunológico que corresponde a la respuesta del sistema de defensa a los agentes patógenos) era muy fuerte.
Carol siendo una niña que se adaptó con facilidad de ambiente escolar, decidió entrar a unos cursos fuera de la preparatoria. Ella decía que estaba completamente fascinada mientras que en realidad sólo iba por el voluntario; un doctor viejito a quien ella lo veía muy sexy. Poco a poco le encontró una sensación de curiosidad a los temas y comenzó a aprenderse de memoria los conceptos tales como el que existen tres tipos / niveles de prevención en una enfermedad: primaria, secundaria y terciaria. También aprendió que hay una relación entre un agente huésped y un ambiente, los cuales forman la triada ecológica. La joven Carol trataba de disimular la atracción por aquel médico ya medio chochito pero no lo lograba. Para ese entonces el viejito ni en cuenta del esfuerzo de Carol pero decidió invitarla a comer unos tacos bien grasosos y ricos que vendían enfrente de la institución académica. En lo particular, Carol era una niña vegetariana pero no quería desaprovechar la oportunidad y aceptó.
Tan ida estaba Carol que olvidó lavarse las manos y dar una de sus largas olfateaditas para checar que la carne estuviera fresca o al menos no podrida. Comió tacos como nunca en su vida lo había hecho. Después de su valiente batalla en el puesto de taquitos se empezó a sentir mal y fue con su médico. Después de unos análisis, su doctor le informó que tenía fiebre tifoidea. Le explicó que esta enfermedad era causada por salmonella y lo más probable era que ella había consumido alimentos contamindados y se quedó muy pensativa sobre que pudo haber sido el alimento contaminado. Poco después se acordó que compró un esquimo de chocolate y el rico hielo que lo refrescaba tenía una forma sospechosa; y después con horror recordó que los tacos no eran de carne de res sino mariscos. Agarrándose su pancita se quedó dormida tranquilamente hasta que recordó que por andar detrás de los huesitos de un viejito no había hecho las agonías de la maestra Franzoni y no podía salir del hospital hasta que el médico se lo indicará, pues tenían que hacerle más análisis para detectar si ella era huésped de otros organismos malvados. Las agonías eran para el día siguiente y dio un grito de ¡Noooo!...
Tan fuerte dio el grito que se levantó de la cama y se dio cuenta que había sido una pesadilla. Cuando oye un ronquido a su lado y ve al maestro chochito de sus sueños. De repente escucha un golpido urgente en su puerta y su padre le pide que abra; y ni manera de esconder al chochito y su ropa…
GALLARDO GUTIERREZ CYNTHIA DEL GPO DE LOS 506