No voy a decirles nada nuevo, ni nada que ustedes no sepan. Sólo quiero recordarles ciertas cosas que a veces a todos se nos llegan a olvidar. Y que en parte me ayuden a cumplir un objetivo que me encantaría contagiarles para que ustedes lo compartan conmigo.
Como mencioné al inicio, no hace falta que les diga que a veces nos da miedo vivir en el mundo en el que vivimos, por la inseguridad, por la violencia que a diario se documenta en el país, por lo difícil que es encontrar un buen trabajo, porque cada día parece más y más difícil vivir de la forma en que deseamos. Quiero transmitir un mensaje, quizá ambicioso, pero muy honesto. Los jóvenes tenemos la responsabilidad de cambiar toda esta situación.
Hace poco conocí a un joven admirable, un joven de bajos recursos que desde niño ha tenido que trabajar para que su familia pueda cubrir las necesidades básicas. Me dirán que hay muchos jóvenes en esa misma situación, lo que me pareció admirable de él, fue que a demás de lo que ya les mencioné, él está infectado con el virus de VIH, y padeció SIDA, y con ello, la discriminación de las personas. Gracias al CAPASITS (Centro de Atención a Pacientes con VIH SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual) mantiene un estado de salud estable, no es fácil, ya que la clínica queda a dos horas de su casa, sin embargo, el acude para preservar su salud y así poder seguir ayudando a su familia y pelear por su gran sueño: ser chef profesional, estudiando en escuelas abiertas y buscando trabajo relativo a la cocina en donde pueda en el puesto que le den.
Pensemos en los niños y jóvenes que vemos a diario en los cruceros de las grandes avenidas, en los vagones del metro, en las calles, ya sea vendiendo dulces, limpiando parabrisas, pidiendo limosnas, pintándose la cara de payasos. Todo eso para conseguir una moneda.
Les cuento esta historia y les recuerdo la situación de estos niños y jóvenes para que reflexionemos juntos lo afortunados que somos al poder estudiar en la UNAM, y sobre todo, valoremos nuestra salud. Día a día recordemos que nosotros, estamos privilegiados por tener la oportunidad de estudiar en una de las mejores universidades del mundo, y con lo que aprendamos en el día a día dentro y fuera de la escuela, aprovechemos cada oportunidad que se nos presenta para comenzar a mejorar nuestra sociedad.
Aprovechemos todo lo que la universidad nos da, y vayamos a clase con una mentalidad distinta, dejemos a un lado el ir a clases sólo para acreditar las materias, vayamos a los salones con la intensión de exprimir el conocimiento de nuestros profesores y más que aprenderlo de memoria, comprender el conocimiento pensando que si aprendemos bien, ayudaremos a nuestro país cuando trabajemos y con ello nuestra calidad de vida también será mejor.
Para el Desgarriate reportó Edgar el abuelo Sandoval