martes, 31 de enero de 2012

¡Que tiempos de correle, correle y correle!

En pleno siglo XXI, la alimentación de la población adolescente se ve invadida por la sabrosa fast food, llena de calorías (una caloría es la cantidad de energía que equivale a la cantidad de calor necesario para elevar en un grado centígrado la temperatura de un gramo de agua) y con bajo valor nutricional. Nos la vivimos comiendo el combo de hamburguesas o tortas con papas y refresco que a pesar de que contienen proteínas, una inmensa cantidad de hidratos de carbono, una gran cantidad de grasas y mínimas vitaminas no nos importa mucho nutrirnos solo alimentarnos. ¿En que radica esta diferencia?
En que nutrirse es incluir en la dieta un equilibrio de carbohidratos (60 a 70%), grasas (20 a 25%), vitaminas, proteínas (10 a 15%), agua (litro y medio) y fibra y alimentarse es consumir cualquier alimento rico, sabroso y barato que se nos ponga enfrente.
Vale la pena valorar lo que estamos consumiendo y comenzar el año con propósitos de mejorar nuestra alimentación para que sea balanceada, quitarnos la flojera de cargar nuestros recipientes con alimentos hechos en casa y tener una mayor conciencia de que a mejor alimentación mejor calidad de vida.
Para el desgarriate reportó Leticia Franzoni