miércoles, 20 de marzo de 2013
Todo por una noche de alcohol.
Me encuentro nerviosa, somnolienta y muy asustada, mi madre sostiene mi mano, tiene una cara de estar muy segura y tranquila pero yo sé que muy en el fondo quisiera romper en llanto – Daniela, pase por favor- pasamos al consultorio y me siento en una silla, muchas veces he estado aquí y me parece solo un lugar más, pero hoy, hoy me tiemblan las piernas, me parece la diferencia entre la vida y la muerte, creo que se preguntaran porque, la respuesta es difícil así que mejor intentaré contarlo todo con claridad.
Me llamo Daniela y tengo 17 años, soy una chica como cualquier otra, voy a la escuela, salgo con mis amigas, me gusta ir de compras y divertirme, me gusta que los chicos me vean y verlos también pero no me atrevo a decirles nada.
Nunca fui mucho de salir a fiestas, prefería las reuniones tranquilas con mis amigos de la prepa a los cuales no les gustaba beber ni nada de eso, no tenía novio y me sentía bien, pero todo cambio hace unos 4 meses, aún recuerdo bien ese día, la causa de todo este problema.
Mi mejor amiga se llama Fernanda, es de mi edad y compartimos muchas cosas, odiamos salir a fiestas y ser de esas chicas que se acuestan con todos, nos gustan las relaciones serias basadas en el respeto y confianza, pero ella, mi otra amiga Katia, le gustan las fiestas, bebe fuma y a veces se droga, sale mucho con chicos más grandes que ella, normalmente la invitan a fiestas de universidad y ese Viernes tenía una fiesta no muy lejos de la preparatoria así que nos invitó, Fer rechazo la invitación en automático, pero yo, yo tenía ganas de salir y de divertirme pues un día antes de eso me le declaré a Javier que es el chico que me gusta y me dijo que yo a él no por aburrida, así que pues quería cambiar para ver si así se fijaba en mi.
Me fui a la fiesta y pues todo era muy nuevo para mí, el olor al cigarro, la música, todos bebiendo, las chicas vestidas de maneras muy provocativas, pero María me dijo que me relajara y me dio la primera cerveza, yo nunca en mi vida había bebido así que la probé y me desagrado así que solo la mantuve en mis manos, de repente lo vi, era Mario; siempre fue un chico muy popular y muy atractivo, salía con muchas chicas y todas morían por él, nunca creí que se acercaría a mi pero lo hizo; estaba sentada al lado de Katia y se acercó, obviamente creí que iba con Katia pero se sentó a mi lado y me invito una cerveza, yo le dije que no tomaba, entonces María grito al mismo tiempo que no tomaba cualquier cosa, que si me invitaba vodka quizá le haría caso, así que Mario sorprendido de mi me invitó el vodka con jugo de naranja y me saco a bailar, tras unos 3 vasos con vodka, me dio una cerveza y yo ya mareada aceptaba todo lo que él me daba a beber, me sacó a bailar y comenzó a besarme y a tocarme, de repente me dijo que nos saliéramos de allí a platicar, yo ya borracha acepte y salimos, comenzó a decirme que yo le encantaba y que quería acostarse conmigo, me siguió besando y en eso me dijo que su casa estaba sola que mejor fuéramos allí, así que saco otra botella y nos fuimos a su casa, dentro de mi mente nublada por el efecto del alcohol algo decía que no me fuera, pero la emoción de ser popular y estar con el chico más popular me ganó. Llegamos a su casa y me acostó en su cama, comenzó a besarme y a tocarme por debajo de mi blusa, de repente se quitó la camisa y me la quitó, me desnudo y me comenzó a excitar, yo traía mi mochila conmigo y me había tocado educación para la salud ese día, la profesora Franzoni pedía condón para entrar a su clase así que siempre lo cargaba, por lo que le dije que si tenía condón y me respondió que no, le respondí que no se preocupara que yo cargaba con uno, pero él me respondió que no quería usar condón por que no sentía nada, yo insistí pero él me dijo que si lo hacíamos sin condón iba a ser mi novio, que iba a ser la única, obviamente que acepté pues estaba loca por él, lo hicimos sin el condón, al terminar, se vistió, se fue y ya, por supuesto que al llegar a mi casa me dieron la regañiza de mi vida y me castigaron.
Pasó ese fin de semana y yo estaba algo asustada porque me daba miedo embarazarme, además estaba adolorida porque era mi primera vez y él no fue nada delicado, por fin me bajó y me sentí aliviada, pero ese no fue el problema, la cosa fue que Javier no me volvió a dirigir palabra alguna, solo me uso para tener sexo. Seis meses después comencé a sentirme mal, tenía náuseas, fiebre mayor a los 38.4 °C, colores de cabeza y de cuerpo y ganglios inflamados; me comencé a preocupar ya que estos síntomas los había visto cuando mi maestra de salud nos explico infecciones de transmisión sexual, eran como los de SIDA, preocupada por esto hablé con mi mamá y ella se asusto, primero me regañó, pero luego estaba muy preocupada, así que al día siguiente fuimos al seguro para que me revisaran. El doctor me hizo revisión y le conté lo sucedido, así que mando a hacerme estudios de sangre.
Doctor -Hola Daniela, ya tengo tus resultados de los exámenes-
Mamá -Muchas gracias doctor, ¿qué salió? -
Doctor –Lamentó mucho tener que decirte que fueron positivos, lo siento mucho, estas contagiada-
Mi mamá rompió en llanto y yo sentí un nudo en la garganta, me sentí pálida y que mi vida había terminado; el doctor al ver nuestra reacción calmo a mi madre y comenzó a explicarnos que el Distrito Federal es la entidad con más casos reportados de SIDA con 25,068, nos dijo que solo en el 2012 se reportaron 4,598 casos, yo pensaba mientras nos decía esto, que es una taza elevadísima y que ya era parte de todo ese número, me asustó aún más cuando nos dijo que las defunciones por SIDA en el 2012 fueron 3,578, dijo que estos datos eran del CONASIDA, a su ves nos dijo que el SIDA es una enfermedad causada por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que ataca al sistema inmunológico, este virus se aloja dentro de los linfocitos TCD4. Creo que notó mi cara de asustada, así que igualmente comenzó a decirme que había un tratamiento pera prolongar mi esperanza de vida y mejorar la calidad de la misma. Mi tratamiento iba a ser a base de antirretrovirales y que por suerte el el D.F. existen los medicamentos en instituciones de salud públicas necesarios para mi tratamiento. Luego de explicarme el tratamiento, darme las medidas, agendarme cita para el apoyo psicológico y todo eso, nos fuimos a casa. Mi madre me dijo que no me dejaría sola y que toda la familia me apoyaría y eso me hizo sentir dentro de todo mi miedo un poco de tranquilidad, pero pensaba en si no hubiera ido a esa fiesta, si no hubiera bebido o si tan solo hubiera usado condón aquella vez, todo esto no me estaría pasando, ahora tengo SIDA, viviré con una enfermedad que me acabará poco a poco, a pesar de que este bajo tratamiento, por eso les digo a mis amigos que nunca, nunca dejen de cuidarse, que siempre traigan un condón que sirva, para que no pasen por lo mismo que yo ya que en mi caso hubo una esperanza de prolongar mi vida, pero hay muchos casos donde no duran ni un año por miedo a que les diga que tienen la enfermedad y contagian a muchas personas por esos descuidos.