Esta es la
historia de dos jóvenes que tras la fiesta cedieron a la tentación. Todo
comenzó por culpa de las cavidades oculares, las cuales albergan a los
principales órganos receptores, los ojos. Cuando ella se percató de que un
muchacho de la fiesta tenía cierto atractivo no dudó en acercarse ya que además
tenía las copas encima (el alcoholismo afecta principalmente al hígado, el cual
se encuentra en la cavidad abdominal). Entonces entraron en acción las
cavidades auditivas, nasales y oral al mismo tiempo en un frenesí de estímulos
causados por la música a todo volumen, que obligaba a los dos pretendientes a
hablarse al oído y así aumentar la atracción; el olor a alcohol, perfume y
cigarro (el tabaquismo afecta principalmente a los pulmones que están en la cavidad
torácica) y las palabras seductoras que prontamente hicieron que sus corazones,
ubicados también en la cavidad torácica, latieran desenfrenadamente. De la
charla pasaron al baile y de ahí a la cama. En esta parte tres fueron las
cavidades de las bajas pasiones dos de ellas ubicadas en la cavidad
abdominopélvica la cual ejercitaron muy bien llegando a sentir un impulso que
recorrió toda su cavidad dorsal… Cayó la mañana y nuevamente fueron los ojos
los primeros en percibir su entorno, de otra manera.
Para la sección La tentación y los pecados del Desgarriate reportó Nolasco
González Erick Moisés de los queridísimos 509